ESTACIÓN DE ARROYO-MALPARTIDA
Por Francisco Javier García Carrero.
Cronista Oficial de Arroyo de la Luz.
(Artículo Publicado en Hoy).
La llegada del ferrocarril a
nuestra región en el siglo XIX no solo transformó las comunicaciones terrestres
existentes hasta entonces, sino también las estructuras socioeconómicas de
todas las comarcas por donde discurrió. En 1863 llegó a la estación de Badajoz
el primer tren de viajeros procedente de Elvas (Portugal). A partir de ese
instante y hasta finalizar el siglo, Extremadura vivió la fiebre del
"hierro". Toda la región se lanzó a unir trazados norte-sur y
este-oeste. Kilómetros de vías férreas en las que las estaciones jugaron un
papel esencial para el progreso económico de las poblaciones que las
albergaban. Una de esas estaciones fue la de Arroyo-Malpartida.
La construcción de la línea Madrid-Cáceres-Portugal no se
concibió como una única línea internacional. En realidad se formó tras la unión
de tres líneas independientes entre sí y concedidas en principio a distintas
empresas. Los tres tramos fueron Madrid-Malpartida de Plasencia; Malpartida de
Plasencia-Estación Arroyo-Malpartida; y Estación Arroyo-Malpartida-frontera
portuguesa por Valencia de Alcántara.
Uno de los acontecimientos que aceleró todo este trazado
ferroviario fue el descubrimiento en 1865 de los yacimientos de fosfatos del
Calerizo en Cáceres. Hasta entonces para llevar este mineral hasta los mercados
europeos, se trasladaba en carros hasta Mérida y desde allí en tren hasta
Lisboa. Era, por consiguiente, un transporte difícil y costoso que aconsejó
llevarlos directamente en ferrocarril desde las mismas minas hasta la capital
portuguesa. Poco después entró en escena el que podemos considerar creador de
Aldea Moret, el once veces ministros y tres presidente del Gobierno, Segismundo
Moret y Prendergast quien en 1876 consiguió los derechos de explotación del
Calerizo cacereño y verdadero impulsor de la línea internacional
Madrid-Portugal al fundar la "Compañía del Ferrocarril de Cáceres a
Malpartida y a la Frontera Portuguesa".
De esta forma, aunque en principio la Estación
Arroyo-Malpartida ni estaba contemplada en la línea Madrid-Lisboa, acabó siendo
una estación estratégica y uno de las grandes poblaciones ferroviarias de la
región en Extremadura en la que el depósito de máquinas de locomotoras
constituyó uno de sus principales atractivos. Los algo más de 71 kilómetros que
separaban esta estación con Valencia de Alcántara se inauguraron el 15 de
octubre de 1880 y un año después, 20 de octubre de 1881 los casi 85 kilómetros
existentes entre Malpartida de Plasencia con la Estación Arroyo-Malpartida. Con
este último tramo se cerraba la línea que se iniciaba en la estación madrileña
de Delicias.
La ubicación del enclave ferroviario a medio camino entre
Malpartida de Cáceres y el entonces Arroyo del Puerco hizo de la Estación una
población con una especial relación con ambas localidades con las que siempre
tuvo un contacto intenso a lo largo de los casi 100 años de pleno
funcionamiento, y en consonancia con el incremento demográfico que fue
experimentando con el paso de los años. Efectivamente, si en 1898 la población
absoluta de la Estación Arroyo-Malpartida era de 224 habitantes, en 1940 era ya
de 676 y en 1960 de 1.107, la cifra más alta de toda la serie histórica. A
partir de esa fecha la demografía comenzó a decaer. En 1975 ya únicamente se
contabilizaban 138 personas, y hoy día unos 50, lo que la convierte en una
estación casi fantasma.
Aunque en un principio la población de la Estación
Arroyo-Malpartida la conformaron exclusivamente ferroviarios jóvenes que se
trasladaban con sus familias, conforme pasaron los años fueron apareciendo una
serie de servicios ajenos al funcionamiento propio de la estación como van a
ser el de una maestra (1898), una fonda y una librería (1904) o la inauguración
de la capilla-escuela para enseñar a niños de "ambos sexos" (abril de
1910), ceremonia festiva que se celebró por todo lo alto con la presencia del
Obispo de Coria y el que jugaron un papel fundamental los malpartideños y
malpartideñas con su alcalde, Juan Domínguez, a la cabeza, "desde muy
temprano se notaba en todas las calles del pueblo de Malpartida inusitado
movimiento. Las jóvenes ataviadas con lo mejor de sus cofres corrían presurosas camino de
la estación, temerosas de llegar tarde y ¡eran las 7 de la mañana!".
Dos años después llegaría un médico que cubriría los
servicios sanitarios de los "estacioneros", ya que hasta entonces se
atendían por los facultativos de Malpartida. Otros momentos especialmente
lúdicos en la que participaban los pueblos limítrofes era la celebración de las
fiestas de la población que se verificaban en el mes de mayo de cada año, y que
desde 1925 tuvieron una organización muy notable. Dos días de fin de semana en
el que numerosas personas acudían a los bailes que allí se celebraban, "fueron
muchas las distinguidas familias que se trasladaron al citado lugar animando la
verbena que tuvo lugar en unión de las bellas muchachas de Arroyo y Malpartida
(señoritas Collado y Mariño) que también concurrieron". Estos bailes
generaron en numerosas ocasiones inicios de noviazgos entre estacioneras con
malpartideños; estacioneras con arroyanos; e incluso malpartideños con
arroyanas, o viceversa, y que en muchos casos acabaron en
matrimonio.
La Estación Arroyo-Malpartida también fue explotada
convenientemente por este último pueblo con motivo de la feria de ganados
anual. De hecho, la propaganda municipal de Malpartida, por ejemplo, anunciaba
en la prensa regional este enclave como el principal reclamo para la
celebración del rodeo de la localidad en la feria de ganado de 1925 que tuvo
lugar entre el 15 y el 19 de septiembre, "El rodeo se ubica próximo a la
estación férrea Arroyo-Malpartida lo que hace concebir el mayor éxito de la
misma y la concurrencia de forasteros para los que se reservan las mayores
comodidades".
Pasada la Guerra Civil, la estación experimentó sus años
de mayor apogeo, la población aumentaba sin cesar lo que provocó la
proliferación de negocios particulares dedicados al ocio y donde el baile
semanal, el cine, que se abrió por primera vez en 1955 por Benito Domínguez, un
empresario procedente de Malpartida, y el fútbol, con un equipo que competía
asiduamente contra los del resto de la provincia y con muy buenos resultados,
reflejaban la vida cotidiana de una localidad donde la "renta per
cápita" de la población era bastante elevada en comparación con su
entorno.
Los años de gloria terminaron en la década de los setenta
del siglo pasado. Desde 1973 la estación comenzó a despoblarse una vez
inaugurado el tramo Cáceres-Casar de Cáceres, evitando el rodeo obligado de los
trenes por la estación Arroyo-Malpartida con dirección a Madrid. Ello sumado a
la introducción del diesel dejó a la estación en un muy segundo plano durante
las últimas cuatro décadas. En consecuencia, y lamentablemente fue trasladado
el médico hasta la estación de Cáceres, desapareció la figura del sacerdote y
se suspendió la actividad en la escuela desde 1981.
Nota: Este artículo está dedicado a
mi amiga María del Carmen Domínguez Pedrera. Hace ya muchos años ella fue la primera
que nos aclaró los interrogantes que teníamos sobre nuestra estación.
Estación arroyo.Malpartida siglo XIX
ARROYO Y SU FERROCARRIL (SEGUNDA PARTE)
HISTORIA DE ARROYO (ARTICULO PUBLICADO EN HOY)
ARROYO Y SU FERROCARRIL
El pasado 15 de febrero y
hasta el 7 de marzo de 2015 el Club de Módulos Maquetren ha mostrado en la
Oficina de Turismo de Arroyo de la Luz una magnífica exposición de maquetas
ferroviarias de una gran plasticidad visual. Muchos han sido los arroyanos que
han pasado por la Oficina de la Plaza de la Constitución para admirar el
traqueteo de los vagones en miniatura junto con numerosos detalles que
acompañaban el recorrido de los trenes. Una gran cantidad de ellos, según me
han confirmado, han recordado con total nitidez lo que fue el enclave
ferroviario de nuestro pueblo y hoy casi olvidado, la Estación
Arroyo-Malpartida.
Aunque en un principio la Estación
Arroyo-Malpartida no estaba ni contemplada en la construcción de la línea
Madrid-frontera con Portugal, acabó siendo la estación estratégica del
recorrido que se iniciaba en Delicias y concluía en el país vecino por Valencia
de Alcántara. Fue, por consiguiente, una de las grandes localidades
ferroviarias de la región extremeña desde que el 15 de octubre de 1880
estuvo operativa la línea de 71 kilómetros que separaban la Estación Arroyo-Malpartida
de Valencia de Alcántara. Un año después se completó el trazado global que unió
Malpartida de Plasencia con la estación arroyana. Definitivamente nuestro
pueblo quedó conectado con la capital de España.
El antecedente de la Estación Arroyo-Malpartida
se encuentra en el descubrimiento del yacimiento de fosfatos en el Calerizo de
Cáceres en 1865. En un principio, para llevar este mineral hasta los mercados
europeos, se trasladaba en carros hasta Mérida y desde allí en tren hasta
Lisboa. Era, por consiguiente, un transporte difícil y costoso que aconsejó
llevarlos directamente en ferrocarril desde las mismas minas hasta la capital
portuguesa. Poco después entró en escena el que posteriormente sería Presidente
del Gobierno Segismundo Moret realizándose los primeros trazados de líneas que
iban a pasar por el término municipal de Arroyo, con una estación de empalme,
proyecto que fue reformado.
La primitiva proyección del trazado preveía tanto
una estación en Malpartida como otra en Arroyo del Puerco. "Diversos
accidentes del terreno" modificaron la ubicación definitiva que perjudicó
a ambas localidades, pero "esta nueva estación está suficientemente
próxima a los dos pueblos como para cubrir sus necesidades", dirían los
escritos oficiales. No tenemos constancia que Malpartida protestara por este
cambio pero Arroyo, cuando tuvo noticia de la alteración del proyecto inicial,
reunió el Ayuntamiento en sesión extraordinaria en la que se acordó
"presionar a la empresa ferroviaria para que la estación no se situase en
la charca de Lancho, sino en las Tenerías de Clemente", donde estaba
ubicada la estación del primitivo trazado. Para ello ofreció facilidades como
la expropiación de los terrenos que ocupase el ferrocarril dentro del término
municipal, ofreciendo como indemnización "parte del producto desamortizado
de los bienes de propios".
A pesar del esfuerzo de los arroyanos, la
ubicación definitiva del enclave ferroviario se concretó a medio camino entre
Malpartida de Cáceres y el entonces Arroyo del Puerco. Esta localización hizo
de la Estación una población con una especial relación con ambas localidades
con las que siempre tuvo un contacto intenso a lo largo de los casi 100 años de
pleno funcionamiento. La población fue creciendo desde los 269 habitantes que contabilizó
en 1900 hasta los 676 de 1940 o los 1.107 de 1960, la cifra más alta de toda la
serie histórica. Hoy día el enclave ferroviario tiene poco más de medio
centenar de personas.
En un principio la población
de la Estación Arroyo-Malpartida la conformaron exclusivamente ferroviarios
jóvenes que se trasladaban con sus familias a vivir. Conforme pasaron los años
fueron apareciendo otra serie de servicios ajenos al funcionamiento propio de
una estación de trenes, como van a ser el de una maestra de niños que llegó en
1898, una fonda que regentaba desde 1904 Basilio Arévalo Aranda o una librería
del mismo año a cargo de José Agúndez Hernández. Mayor trascendencia tuvo la
inauguración de la capilla-escuela para enseñar a niños de "ambos
sexos" en abril de 1910, ceremonia festiva que se celebró por todo lo alto
con la presencia del Obispo de Coria, diversos consejeros de la compañía que
habían llegado directamente desde Madrid, y autoridades municipales y
religiosas de las poblaciones próximas.
Otros momentos especialmente
lúdicos en la que participaban los pueblos limítrofes, especialmente los
arroyanos, era la celebración de las fiestas de la Estación que se verificaban
en el mes de mayo de cada año, y que desde 1925 tuvieron una organización y
vistosidad muy notable. Durante los dos días del fin de semana del mes de mayo
numerosos arroyanos acudieron a los bailes que allí se celebraban. Por ejemplo,
en los de aquel año se desplazaron un buen número de mujeres, "Dolores
Millán Petít, Natividad Martínez de Javato con sus niñas, las hijas del médico
don Luis Chaves, Lucía, María y Mercedes, y María Luisa Holgado Macías junto
con su hermano, entre otras muchas".
Estas fiestas con bailes eran
inicios de noviazgos que en numerosas ocasiones acabaron en celebraciones
matrimoniales. Por ejemplo, el 19 de julio de 1931 se celebró una boda entre
una arroyana y un agente de la Compañía del Oeste (Victoria Zancada y Dionisio
Rodrigo), evento al que acudieron los hermanos del novio y numerosos amigos que
confraternizaron con nuestros paisanos en el "Salón de la
Cooperativa" donde tuvo lugar una "opípara cena y un estupendo baile
hasta altas horas de la madrugada".
Pasada la Guerra Civil, la
estación experimentó sus años de mayor apogeo, la población aumentaba sin cesar
lo que provocó la proliferación de nuevos negocios particulares dedicados al
ocio y al consumo y donde el baile semanal, el cine, que se abrió por primera
vez en 1955 por Benito Domínguez, un empresario procedente de Malpartida, y el
fútbol, con un equipo que competía asiduamente contra los del resto de la
provincia y con muy buenos resultados, reflejaban la vida cotidiana de una
localidad donde la "renta per cápita" de la población era bastante
elevada en comparación con su entorno más cercano. Desde aquí, salían, por
ejemplo, los estraperlistas que iban hasta la frontera portuguesa y obtener sus
productos que vender en el mercado negro.
Esta situación también
provocó, en unos años tremendamente duros para el resto de la población, la
afluencia de amigos de lo ajeno. Varios momentos en los que tuvo que intervenir
la Guardia Civil que trató de esclarecer algunos robos, generalmente
comestibles, que se produjeron en la estación. Uno de ellos tuvo lugar en
febrero de 1941 cuando desapareció la maleta de Julia Amado Amado que contenía
30 kilogramos de embutido y cuyo autor del robo fue "un individuo de unos
40 años, alto, delgado y vistiendo americana oscura y gorra con visera a
cuadros". En otros casos eran los propios establecimientos los que sufrían
los hurtos. Uno de los más afectados fue el de María Domínguez Mostazo que en
enero de 1951 le sustrajeron de su tienda "35 kilos de azúcar, tres
botellas de vino de marca y tres duros en calderilla". Un año después esta
tienda fue asaltada de nuevo desapareciendo "medio kilo de café, una
botella de coñac marca Tres Capas y 20 pesetas".
Los años de gloria terminaron
en la década de los setenta del siglo pasado. Poco a poco todos se fueron
marchando. En 1975 ya solo quedaban 138 habitantes y seis años después
únicamente 86, el año que se suspendió el servicio de escuela y los oficios
religiosos comenzaron a atenderse por el párroco de San Sebastián.
Ateneo Cultural de Arroyop de la Luz
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