DE AFORISMO AL ATEÍSMO O AGNOSTICISMO
Las flores, las plantas hoy están
contentas con la mañana. Están pendientes del cielo para ver, para sentir si se
rajan las nubes, no muy altas. En el suelo, las hojas secas del otoño juegan,
bailan en corro. Van y vienen de un lado a otro.
“Fíate de la Virgen y no corras” Con
este aforismo puede ir de la mano el proverbio árabe: “Confía en Alá, pero
ata tu camello.” De las cosas del Cielo no voy a hablar ahora. Puede que lo
haga luego. Confiar en Dios, lo mismo da, en Alá, como en la Virgen está bien. Hacen
alusión a ambos incluso los agnósticos y los ateos. Como ejemplo: la frase que
de lo más hondo del alma sale y dice ante un padecimiento, una pesadumbre: ¡Ay
Dios mío!
Estas expresiones, como los
aforismos, los refranes son dichos populares, agudos, sentenciosos que en
general, suelen ser inteligentes y mucho es lo que aciertan. Hoy se utilizan
menos en nuestro lenguaje, están desusados estos recursos en nuestro lenguaje.
Somos muy nuestros, muy listos, ya menos dados a seguir los buenos consejos de
los mayores, los ancianos. Tengo en mi trabajo “Sentencias, frases, refranes”
muchos adagios recogidos en ochenta páginas, presentados en versos de
romancillos, romanes y romances heroicos.
Tampoco vale la fe ciega en la
suerte, creer en el azar o achacar el mal a la casualidad. A este recurso
acuden los desesperados, los inocentes, los inconscientes. Son los que no
utilizan sus propios recursos: la inteligencia, la conciencia, la memoria.
Viene como anillo al dedo estos refranes:
“Sanan las cuchilladas, no las
malas palabras.”
“Quien no es dueño de sí, no es
dueño de nada.”
“Quien es ruin en su casa, ruin lo
es en la plaza.”
“No te fíes de ligero, que es
falso el más verdadero.”
Esto es lo que oímos de los dichos
populares en adagios, refranes, que en general suelen ser inteligentes y
acertados. Pena que no sólo no sean tenidos en cuenta, sino que apenas son
conservados. Yo tengo recogidos en mi trabajo “Sentencias, frases refranes”,
junto con Frases de Autores, en ochenta páginas los refranes que he podido ir
recogiendo, escritos en versos de romancillos, romanes y romances heroicos.
Hoy vivimos de espalada al pasado.
Hoy vivimos en un mundo materialista. De más apegados al suelo y olvidados de
las cosas del Cielo, a pesar de todo lo que nos enseñaron. Soy creyente, lo
digo y no me avergüenzo. No soy muy cumplidor, poco piso la iglesia, no soy
cristiano practicante, pero yo sí respeto y defiendo los principios, la moral,
las enseñanzas que mamé desde bien pequeño. ¿Por qué voy yo a cambiar ahora?
¿Por qué tengo que hablar, despotricar de la Iglesia ? Tengo que reconocer que la Iglesia se pasó desde la Edad Media con la
represión, la censura, hasta desaparición de la Inquisición en todo el
seno de la Iglesia
Católica. Luego extendida por América. Santa sólo en
cuanto a la supresión y condena de la herejía. Su abolición fue acertadamente
aprobada por las Cortes de Cádiz.
No tanto después hubo temor... Tampoco estoy de acuerdo con el
autoritarismo de la dictadura franquista en la que la Iglesia española era
represiva y abusó del poder otorgado. Pero después cambió totalmente con
el concilio Vaticano II que renovó los elementos que más necesidad tuvieran de
ello, revisando el fondo y la forma de todas sus actividades. Pretendió
proporcionar una apertura dialogante con el mundo moderno. Ahora ya no
hay motivo, existe más libertad, sin aquellas amenazas desde los púlpitos, sin
represión, no hay motivo alguno para hablar mal y criticar como se hace a la Iglesia. Al contrario
hoy más que nunca la Iglesia ,
mucho más liberal, comprensiva, humana está haciendo mucho bien: las monjitas,
los misioneros, ejemplo vivos de entrega y de desprendimiento. Aquí en España,
alabar la inmensa labor de Cáritas instituida por la Conferencia Episcopal
con su acción caritativa y social de la Iglesia católica que actualmente sostiene el
hambre con sus comidas y remedia muchas miserias.
No entiendo esa feroz aversión esas feroces críticas, como
ridiculizar con el arte: el cine, las artes plásticas: a las monjas, al clero,
a los obispo, al Papa. Tú no crees, vale, pero no te da tu ateísmo o tu
agnosticismo el derecho a despotricar. El que lo hace por algo será. Pero
yo me pregunto ¿Por qué esos bocazas de la palabra, esos artistas no ridiculizan,
no hablan mal de Mahoma, de la religión del Islán? Me ha gustado un
e-mail que he recibido de un amigo, ex compañero de estudios: “Carta de un
cura”, Pedro de Aliaga, religioso trinitario que vive en Roma. La escribe
y publica el diario ABC. Va dirigida a un diputado nacional de Izquierda Unida.
No tiene desperdicio, dando respuesta a la solicitud formal de retirar la cruz,
la biblia en el acto de jurar los cargos públicos ante el Rey. También la
aversión por la cruz en algunos colegios… A continuación enumera las
supresiones que habría que hacer en museos, libros, autores, nombres y
apellidos, escudos, ilustración en billetes de euros, procesiones, romerías,
Navidad, Semana Santa. ¿No somos europeos? ¿No pertenecemos, compartimos con
los símbolos, tradiciones de nuestra cultura cristiana?
Amén. Es suficiente. Hasta mañana.
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Jerez, artículos iniciados en el verano
del 14
Jerez de la
Frontera , en los idus de noviembre de 2014
Alonso
Ramos Espadero
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