En mayo de 1938, y en plena Guerra Civil, la Falange cacereña organizó lo que fue considerado como el "gran acontecimiento" que pondría colofón a la inauguración de la Cruz de los Caídos en la capital provincial, la visita de Pilar Primo de Rivera Sáenz de Heredia. Aprovechando su llegada a Cáceres las secciones de Falange de algunos pueblos organizaron unas jornadas con las que se quiso rendir un "sentido homenaje" a la hermana del fundador del único partido del régimen franquista y delegada nacional de la Sección Femenina desde 1934. De esta forma, Alcántara, Valencia de Alcántara, Trujillo y Arroyo de la Luz "tributaron un grandioso recibimiento", constituyendo su visita a estos pueblos lo que fue calificado por la prensa como un auténtico "viaje triunfal".
Una vez iniciada la Guerra Civil los sublevados contra la República quisieron que fuese la Iglesia Católica y la Sección Femenina de Falange las dos instituciones encargadas de transmitir los valores sociales y morales que el nuevo Estado franquista quería imponer a la sociedad española. Por ello, el proceso para restituir a la Iglesia el protagonismo público que había perdido durante los cinco años republicanos comenzó desde los primeros días de guerra y aplicado, como fue el caso de Arroyo de la Luz, en todas las poblaciones que habían quedado en manos de los rebeldes desde los primeros instantes.
Toda la restitución del poder a estas dos entidades giró en torno al llamado Nacional-Catolicismo. La coeducación republicana en las aulas, el divorcio o el matrimonio civil quedaron fuera de la ley. El nuevo modelo que se iba a imponer era el de la concepción patriarcal de la sociedad con los roles que históricamente se habían atribuido a ambos sexos. Por consiguiente, el Nuevo Estado que se estaba forjando atribuyó a la Sección Femenina, y a Pilar Primo de Rivera como su máxima representante, el ideario de lo que debería ser una mujer española según esa concepción nacional-católica.
"La verdadera misión de la mujer es dar hijos a la Patria. Y ella es, por lo tanto, su suprema aspiración". "Las mujeres nunca descubren nada, les falta, desde luego, el talento creador reservado por Dios para inteligencias varoniles; nosotras no podemos hacer nada más que interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho". En estas dos frases queda resumido el ideario falangista respecto a la feminidad, quedando meridianamente clara la tarea asignada a la mujer que según Pilar Primo de Rivera no era otro que el hogar exclusivamente, donde "ésta cumplía con su triple función de madre, esposa y ama de casa". En resumen, para la Sección Femenina la mujer ideal tenía que estar subordinada al hombre. Las tres funciones anteriormente señaladas representaban la expresión máxima de la feminidad perdida, según Pilar Primo de Rivera, durante la República y recuperada por su hermano José Antonio.
Esta fue la ideología política que Pilar Primo de Rivera quiso transmitir en aquel viaje a nuestra provincia y a nuestro pueblo. Ignorando, por consiguiente, los motivos por los que aún hoy día algunas mujeres añoran aquel régimen político. Aunque en el programa oficial que se dio a conocer a principios de mes, se preveía que la visita a Arroyo se celebraría el día 10 a las 11 de la mañana, poco después hubo un cambio de planes en los organizadores y la misma se adelantó para la tarde-noche del día 9 de mayo y a su regreso de Alcántara, otra de las poblaciones que visitó durante aquellas jornadas.
Pilar se presentó en nuestra localidad a las ocho de la noche en compañía de las máximas autoridades provinciales. Toda la Corredera quedó cubierta en ambas aceras por la Falange masculina en "filas apretadas en un espacio superior a un kilómetro". De la misma forma, la Plaza de José Antonio estaba también copada de falangistas en todo el contorno. Las Sección Femenina de la localidad se situó delante de la explanada del Ayuntamiento. Todo el pueblo, especialmente por donde iba a pasar la comitiva, quedó adornado de banderas nacionales y de emblemas falangistas. También se colocaron racimos de banderas en los balcones y se construyeron artísticos arcos con el distintivo falangista en la parte central del mismo. Tal fue el despliegue en la población que para el periodista que cubrió este viaje la "sensación de potencia, de volumen de esta organización que se percibe, llama la atención".
La plaza desde el balcón del Ayuntamiento ofrecía un cuadro vistoso del poder falangista en la localidad, incomprensible dos años antes cuando esta organización obtuvo en unas elecciones libres únicamente 59 votos en una población de 10.000 habitantes. Pero a estas alturas de la contienda el vestir la camisa de Falange era un auténtico "salvavidas". En mayo de 1938 los arroyanos ya había conocido la crueldad de una guerra fraticida. Al margen de los caídos en los frentes de batalla, una docena de sus paisanos habían sido "paseados" de manera inmisericorde y otros tantos habían sido fusilados después de unos irregulares consejos de guerra en los que la sentencia estaba dictada de antemano.
Después de unos minutos de suspense y con la plaza en silencio apareció en el balcón del Ayuntamiento Pilar Primo de Rivera que fue "aclamada con entusiasmo por la multitud" de los arroyanos que en la misma se congregaron. Seguidamente todo el pueblo en bloque comenzó a cantar el Cara al Sol. Una vez finalizado Pilar dio los gritos de rigor, Una, Grande, Libre para volver con gran entusiasmo "los vítores y ovaciones en su honor".
A continuación el Jefe Local de Falange, y alcalde de Arroyo el cordobés de Villaralto, Francisco González Toril le hizo entrega de un pergamino que llevaba incrustada una medalla de la Virgen de la Luz, y una estampa de la misma. El documento según se le informó a la delegada nacional de la Sección Femenina, era idéntico al que se le envió en los inicios de la Guerra Civil a su hermano José Antonio Primo de Rivera cuando estuvo detenido en la Prisión de Alicante. De la misma forma, se le obsequió con el acuse de recibo que poseía el Ayuntamiento y que firmó su hermano con aquel envío.
Terminado los parabienes en Arroyo de la Luz, Pilar continuó viaje hasta la capital provincial junto a las autoridades locales. Allí en compañía del obispo Francisco Barbado Viejo, el Jefe Provincial capitán Luna, y la Jefa Provincial de la Sección Femenina de Cáceres, María Blasco, acudió a la inauguración de la Cruz de los Caídos en la que Pilar depositó un ramo de flores y procedió a descubrir la inscripción del zócalo, instante en el que la banda de música interpretó el himno Nacional en medio del silencio de la multitud que lo escuchó brazo en alto. Al día siguiente Pilar Primo de Rivera acudió al estreno en Cáceres de la obra teatral "Arriba España", una obra que ya había sido representada en Arroyo coincidiendo con los fastos de celebración del cambio de nombre de nuestra localidad.
En mayo de 1938, y en plena Guerra Civil, la Falange cacereña organizó lo que fue considerado como el "gran acontecimiento" que pondría colofón a la inauguración de la Cruz de los Caídos en la capital provincial, la visita de Pilar Primo de Rivera Sáenz de Heredia. Aprovechando su llegada a Cáceres las secciones de Falange de algunos pueblos organizaron unas jornadas con las que se quiso rendir un "sentido homenaje" a la hermana del fundador del único partido del régimen franquista y delegada nacional de la Sección Femenina desde 1934. De esta forma, Alcántara, Valencia de Alcántara, Trujillo y Arroyo de la Luz "tributaron un grandioso recibimiento", constituyendo su visita a estos pueblos lo que fue calificado por la prensa como un auténtico "viaje triunfal".
Una vez iniciada la Guerra Civil los sublevados contra la República quisieron que fuese la Iglesia Católica y la Sección Femenina de Falange las dos instituciones encargadas de transmitir los valores sociales y morales que el nuevo Estado franquista quería imponer a la sociedad española. Por ello, el proceso para restituir a la Iglesia el protagonismo público que había perdido durante los cinco años republicanos comenzó desde los primeros días de guerra y aplicado, como fue el caso de Arroyo de la Luz, en todas las poblaciones que habían quedado en manos de los rebeldes desde los primeros instantes.
Toda la restitución del poder a estas dos entidades giró en torno al llamado Nacional-Catolicismo. La coeducación republicana en las aulas, el divorcio o el matrimonio civil quedaron fuera de la ley. El nuevo modelo que se iba a imponer era el de la concepción patriarcal de la sociedad con los roles que históricamente se habían atribuido a ambos sexos. Por consiguiente, el Nuevo Estado que se estaba forjando atribuyó a la Sección Femenina, y a Pilar Primo de Rivera como su máxima representante, el ideario de lo que debería ser una mujer española según esa concepción nacional-católica.
"La verdadera misión de la mujer es dar hijos a la Patria. Y ella es, por lo tanto, su suprema aspiración". "Las mujeres nunca descubren nada, les falta, desde luego, el talento creador reservado por Dios para inteligencias varoniles; nosotras no podemos hacer nada más que interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho". En estas dos frases queda resumido el ideario falangista respecto a la feminidad, quedando meridianamente clara la tarea asignada a la mujer que según Pilar Primo de Rivera no era otro que el hogar exclusivamente, donde "ésta cumplía con su triple función de madre, esposa y ama de casa". En resumen, para la Sección Femenina la mujer ideal tenía que estar subordinada al hombre. Las tres funciones anteriormente señaladas representaban la expresión máxima de la feminidad perdida, según Pilar Primo de Rivera, durante la República y recuperada por su hermano José Antonio.
Esta fue la ideología política que Pilar Primo de Rivera quiso transmitir en aquel viaje a nuestra provincia y a nuestro pueblo. Ignorando, por consiguiente, los motivos por los que aún hoy día algunas mujeres añoran aquel régimen político. Aunque en el programa oficial que se dio a conocer a principios de mes, se preveía que la visita a Arroyo se celebraría el día 10 a las 11 de la mañana, poco después hubo un cambio de planes en los organizadores y la misma se adelantó para la tarde-noche del día 9 de mayo y a su regreso de Alcántara, otra de las poblaciones que visitó durante aquellas jornadas.
Pilar se presentó en nuestra localidad a las ocho de la noche en compañía de las máximas autoridades provinciales. Toda la Corredera quedó cubierta en ambas aceras por la Falange masculina en "filas apretadas en un espacio superior a un kilómetro". De la misma forma, la Plaza de José Antonio estaba también copada de falangistas en todo el contorno. Las Sección Femenina de la localidad se situó delante de la explanada del Ayuntamiento. Todo el pueblo, especialmente por donde iba a pasar la comitiva, quedó adornado de banderas nacionales y de emblemas falangistas. También se colocaron racimos de banderas en los balcones y se construyeron artísticos arcos con el distintivo falangista en la parte central del mismo. Tal fue el despliegue en la población que para el periodista que cubrió este viaje la "sensación de potencia, de volumen de esta organización que se percibe, llama la atención".
La plaza desde el balcón del Ayuntamiento ofrecía un cuadro vistoso del poder falangista en la localidad, incomprensible dos años antes cuando esta organización obtuvo en unas elecciones libres únicamente 59 votos en una población de 10.000 habitantes. Pero a estas alturas de la contienda el vestir la camisa de Falange era un auténtico "salvavidas". En mayo de 1938 los arroyanos ya había conocido la crueldad de una guerra fratricida. Al margen de los caídos en los frentes de batalla, una docena de sus paisanos habían sido "paseados" de manera inmisericorde y otros tantos habían sido fusilados después de unos irregulares consejos de guerra en los que la sentencia estaba dictada de antemano.
Después de unos minutos de suspense y con la plaza en silencio apareció en el balcón del Ayuntamiento Pilar Primo de Rivera que fue "aclamada con entusiasmo por la multitud" de los arroyanos que en la misma se congregaron. Seguidamente todo el pueblo en bloque comenzó a cantar el Cara al Sol. Una vez finalizado Pilar dio los gritos de rigor, Una, Grande, Libre para volver con gran entusiasmo "los vítores y ovaciones en su honor".
A continuación el Jefe Local de Falange, y alcalde de Arroyo el cordobés de Villaralto, Francisco González Toril le hizo entrega de un pergamino que llevaba incrustada una medalla de la Virgen de la Luz, y una estampa de la misma. El documento según se le informó a la delegada nacional de la Sección Femenina, era idéntico al que se le envió en los inicios de la Guerra Civil a su hermano José Antonio Primo de Rivera cuando estuvo detenido en la Prisión de Alicante. De la misma forma, se le obsequió con el acuse de recibo que poseía el Ayuntamiento y que firmó su hermano con aquel envío.
Terminado los parabienes en Arroyo de la Luz, Pilar continuó viaje hasta la capital provincial junto a las autoridades locales. Allí en compañía del obispo Francisco Barbado Viejo, el Jefe Provincial capitán Luna, y la Jefa Provincial de la Sección Femenina de Cáceres, María Blasco, acudió a la inauguración de la Cruz de los Caídos en la que Pilar depositó un ramo de flores y procedió a descubrir la inscripción del zócalo, instante en el que la banda de música interpretó el himno Nacional en medio del silencio de la multitud que lo escuchó brazo en alto. Al día siguiente Pilar Primo de Rivera acudió al estreno en Cáceres de la obra teatral "Arriba España", una obra que ya había sido representada en Arroyo coincidiendo con los fastos de celebración del cambio de nombre de nuestra localidad.
Francisco Javier García Carrero.
Doctor en Historia.
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