martes, 21 de noviembre de 2017

MANIFIESTO MEDITADO SOBRE EL EXCESIVO CONSUMO DE AGUA

El agua es un bien escaso. Un tesoro muy preciado que no valoramos porque cuesta muy poco pagarla y nada conseguirla; solamente abrir el grifo en nuestros hogares y al instante sale el líquido elemento apto para el consumo humano. ¡Es alarmante el derroche inaudito de agua potabilizada que tiramos a la canalización de aguas residuales!

¿Cómo es posible que sigamos consumiendo la misma cantidad de agua cuando estamos padeciendo una prolongada sequía? ¡Esto aún es más alarmante!

·       ¿Tan difícil es poner el tapón en nuestros lavabos en lugar de dejar el grifo abierto al lavarnos las manos?
·       ¿Tan difícil es no tener el grifo abierto mientras nos lavamos los dientes?
·       ¿Tan difícil es recoger el agua en un recipiente hasta que llega el agua caliente que vamos a utilizar al ducharnos, lavarnos etc. para aprovecharla después en fregar,  en el inodoro…?
Si se hace, comprobaríamos que se llena un cubo de agua. Somos millones de personas los que lo hacemos. Esto equivale a miles de millones de litros que derrochamos inútilmente.
·       ¿Tan difícil es, si hay que tener el grifo abierto, no abrirlo a tope? La diferencia en el consumo es enorme.
·       ¿Tan difícil es no vaciar la cisterna del inodoro si no es necesario? Muchísimas veces se hace de forma compulsiva.
·       ¿Tan difícil es barrer los patios de nuestras viviendas en lugar de usar las mangueras para arrastrar la suciedad?

·       ¿Tan difícil es vigilar las pequeñas fugas y solucionarlas? Las pequeñas fugas de agua de forma continuada supone un derroche más importante de lo que creemos.

Si adquiriésemos conciencia de ahorro en el consumo de agua, seguro que cada uno podría aumentar esta lista de pequeñas medidas para evitar tan alarmante despilfarro. Deberíamos reflexionar y pensar que hay cientos de millones de personas en el mundo que no lo tienen tan fácil. Carecen de agua corriente y han de acercarse a la fuente más próxima para conseguirla. Y otros, aún lo tienen más difícil y tienen que recorrer enormes distancias a pie para acarrear una pequeña vasija de agua que, además, es de escasa potabilidad.
Los que tenemos ya cierta edad deberíamos recordar aquellos tiempos, no tan lejanos, en que no lo teníamos tan fácil y aquí estamos. Sólo es cuestión de sensatez.

Pienso que si los expertos hicieran un estudio reflexivo sobre el consumo razonable de agua  que necesita cada persona en su vida diaria, sin escaseces, y dicho consumo fuese gratis, se ahorraría una inmensa cantidad de agua.

A partir de ahí, el precio del metro cúbico debería tener un coste también suficientemente alto para compensar la gratuidad y aumentando de forma progresiva en función del gasto y del derroche. Así valoraríamos el agua ―que es un tesoro― y, posiblemente, no sería deficitaria la partida del agua a las administraciones.

¡¡¡Sólo valoramos lo que nos cuesta!!!
                                              
Si estás de acuerdo difúndelo.

                                                                              L.R.S.

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