MANIFIESTO MEDITADO SOBRE EL EXCESIVO CONSUMO DE AGUA
El agua es un bien escaso. Un
tesoro muy preciado que no valoramos porque cuesta muy poco pagarla y nada
conseguirla; solamente abrir el grifo en nuestros hogares y al instante sale el
líquido elemento apto para el consumo humano. ¡Es alarmante el derroche
inaudito de agua potabilizada que tiramos a la canalización de aguas
residuales!
¿Cómo es posible que sigamos
consumiendo la misma cantidad de agua cuando estamos padeciendo una prolongada
sequía? ¡Esto aún es más alarmante!
· ¿Tan difícil es poner el tapón en nuestros lavabos en
lugar de dejar el grifo abierto al lavarnos las manos?
· ¿Tan difícil es no tener el grifo abierto mientras nos
lavamos los dientes?
· ¿Tan difícil es recoger el agua en un recipiente hasta
que llega el agua caliente que vamos a utilizar al ducharnos, lavarnos etc.
para aprovecharla después en fregar, en el
inodoro…?
Si se hace,
comprobaríamos que se llena un cubo de agua. Somos millones de personas los que
lo hacemos. Esto equivale a miles de millones de litros que derrochamos
inútilmente.
· ¿Tan difícil es, si hay que tener el grifo abierto, no
abrirlo a tope? La diferencia en el consumo es enorme.
· ¿Tan difícil es no vaciar la cisterna del inodoro si
no es necesario? Muchísimas veces se hace de forma compulsiva.
· ¿Tan difícil es barrer los patios de nuestras
viviendas en lugar de usar las mangueras para arrastrar la suciedad?
· ¿Tan difícil es vigilar las pequeñas fugas y
solucionarlas? Las pequeñas fugas de agua de forma continuada supone un
derroche más importante de lo que creemos.
Si adquiriésemos conciencia
de ahorro en el consumo de agua, seguro que cada uno podría aumentar esta lista
de pequeñas medidas para evitar tan alarmante despilfarro. Deberíamos
reflexionar y pensar que hay cientos de millones de personas en el mundo que no
lo tienen tan fácil. Carecen de agua corriente y han de acercarse a la fuente
más próxima para conseguirla. Y otros, aún lo tienen más difícil y tienen que recorrer
enormes distancias a pie para acarrear una pequeña vasija de agua que, además,
es de escasa potabilidad.
Los que tenemos ya cierta
edad deberíamos recordar aquellos tiempos, no tan lejanos, en que no lo
teníamos tan fácil y aquí estamos. Sólo es cuestión de sensatez.
Pienso que si los expertos
hicieran un estudio reflexivo sobre el consumo razonable de agua que necesita cada persona en su vida diaria,
sin escaseces, y dicho consumo fuese gratis, se ahorraría una inmensa cantidad
de agua.
A partir de ahí, el precio del
metro cúbico debería tener un coste también suficientemente alto para compensar
la gratuidad y aumentando de forma progresiva en función del gasto y del
derroche. Así valoraríamos el agua ―que es un tesoro― y, posiblemente, no sería
deficitaria la partida del agua a las administraciones.
¡¡¡Sólo valoramos lo que nos
cuesta!!!
Si estás de acuerdo
difúndelo.
L.R.S.